EL PEZ PREDICADOR
- G.OQUENDO
- 10 nov 2015
- 9 Min. de lectura

Martyk era un pez muy curioso, que le gustaba navegar por todas partes incluso por sitios donde no podían entrar peces, ya que eran lugares donde se paseaban tiburones muy malvados y despiadados, pero Martyk no les tenía miedo, era el pez más valiente aunque aun era un joven pez, era capaz de defender su acuario y los que no vivían con ellos, no les gustaba el abuso en el mar, era capaz de romper redes y darles libertad a los peces, era muy inteligente, creativo, le gustaba la música, ayudar a los demás, y sobre todo hacer competencia de nados, de hecho era el mejor que nadaba y todas las noches subía a la superficie para mirar las estrellas.
Una noche habían raptado al pobre Martyk, ya que era de un color llamativo, un pez arcoíris, pero no era como los demás que tenían dos o tres colores, el no, el era muy colorido incluso sus colores de noche brillaban como neón, era un pez muy raro, muy atractivo para el comercio. Habían metido a Martyk en una pequeña nevera con agua de mar, se acercaban a la orilla, Martiyk no tenía miedo, era muy curioso y todo lo que le pasaba el lo disfrutaba, además estaba muy deseoso de conocer el mundo humano, al llegar la lanchita a la orilla, rápidamente sacaron la neverita con Martyk dentro, lo entraron a una casa de playa, allí quedo encima de una mesa.
Al amanecer lo llevaron rápidamente en una bolsa con agua, eso si no le gustaba, no se podía mover, a la casa del pastor, pues el pescado de su hija había muerto y tres jóvenes de la iglesia que trabajaban en pescar, no se ganaban así la vida pero es el mejor pasatiempo para la tranquilidad y para disfrutar con los demás jóvenes, el Pastor había sido pescador, pero ahora era pescador de hombres. Tintun decía el timbre de aquella casa no muy lejos del mar pero tampoco lejos de la ciudad, no era una mansión, tampoco una casa pobre, había sido herencia de sus padres, la niña abrió la puerta, vestida con un traje rosa hermoso y sus zapatos blancos, uno de los tres jóvenes le sonrió a la niña y sacando su mano de atrás le mostro el pescado, la niña salió corriendo de felicidad hacia la cocina donde se encontraba su padre diciendo papi, papi me trajeron un pez, el padre se levanto rápidamente de la silla, dejando allí su taza de café aun botando humo y al lado las galletas con mantequilla, las favoritas de su abuela, al llegar a la puerta les dijo a los jóvenes, Dios les bendiga, se quedo en shock al mirar el pez, le vino a la memoria la vez que su abuelo se había retratado con un pez igual, pensó que tal vez eran familia, al reaccionar se acerco a la puerta, tomo el pez y lo hecho en la pecera que estaba esperando un huésped nuevo. Era domingo de iglesia así que todos salieron juntos, y allí quedo Martyk nadando en su nuevo hogar, mirando como vivían los humanos, no se quejaba, sabía que muy pronto volvería a su lugar de vuelva y que tenía una nueva historia que contar.
Al amanecer los peces se volvieron locos buscando a Martyk por todas las partes que podía estar, bueno casi todas no entraban a territorios de peligros como hacia el pez arcoíris, pez muy travieso, pero sus amigos no lo encontraron, se pusieron muy triste y asustados, quien los podría defender ahora, no había nadie tan valiente como Martyk, se quedaron juntos en su lugar, no se movieron, no nadaron, incluso algunos ni comieron, se escondieron en sus casas y no salieron para nada, un poco más y se quedaban sin respirar, peces miedosos.
Mientras Martyk esperaba ansiosamente ver a la niña, pues nunca había visto algo tan hermoso como ella, y su papa, pues le daba un poquito de miedo, se veía muy rudo, era alto, trigueño, sus ojos eran color miel, y era ancho de espalda, Martyk trago hondo, era la primera vez que algo le daba un poco de temor, pero a la misma vez confianza, vio algo en su mirada que no conoció, cuando el Pastor se había quedado en shock, eso lo sorprendió, Martyk estaba hundido en sus pensamientos, no se había dado cuenta que la niña lo estaba mirando curiosa y que su papa también lo estaba mirando curioso, solo escucho un clack, la niña le había dado en el cristal y brinco por encima del agua y volvió a caer en la pecera, pues no la tenían cerrada, la niña dijo wow y el papa solo rio, dando pasos a la cocina, el pez tenía un oido muy fino, podía escuchar cualquier cosa, era el único en su especie, su familia había muerto o llevado a los humanos, no sabía bien la historia, lo habían criado otros peces arcoíris que aparentemente eran sus tíos, pero sus padres y sus abuelos, de ellos no sabía.
Martyk estaba atento a todo, a cada movimiento, estudiándolos sigilosamente, por la tarde el pastor se sentó en el mueble con la biblia abierta, Martyk quería saber qué era eso y la niña caminando por al frente de la pecera para llegar a donde estaba su padre, le dijo eso es una biblia y a propósito cómo te llamas? El pez se echo hacia atrás pensando es verdad aun no le he dicho como me llamo, mirando abajo viendo algunas piedras de colores, empezó a mover de aquí para allá y escribió su nombre Martyk, la niña se había impresionado tanto que llamo a su padre, su padre miro, dejo la biblia abierta en la mesa, se levanto con un poco de pesadez y se dirigió a la pecera cuando vio el nombre, dijo definitivamente este pez era de lo que mi papa me había hablado. La niña lo miro sorprendido, y su papa solo suspiro y empezó a contar la historia que Martyk no sabía.
Hace mucho tiempo atrás tu abuelo era pescador, eso lo sabes, le gustaba pescar de noche, decía que era más tranquilo, decía que veía luces más allá del mar y que quería saber que era, una noche se fue, y encontró un pez como este, Martyk trago hondo pensó está hablando de mi padre o de mi abuelo o de mi madre, Martyk había abierto los ojos lo más grande que pudo, la niña se reía al verlo, y el pastor se había dado cuenta de esa expresión y prosiguió, mi padre capturo el pez, era muy grande y sus colores brillaban como neón, era bien peleonero el pez, incluso el pez hablaba, lo cual asusto mucho a mi padre, en ese tiempo había contaminación en el mar, los demás peces murieron, pero mi padre pudo rescatar al pez arcoíris más inteligente de todos, Martyk ahora pensaba era mi tataratatara abuelo o algo así, el pastor se rio sabía lo que estaba pensando Martyk, mi padre y el pez se hicieron buenos amigos, era un viejo cascarrabias el pez pero le dio las gracias por haberlo salvado, incluso le dio la ubicación de donde se encontraba su esposa, si es que aun estaba con vida, mi padre no tardo, se preparo la noche siguiente con otros dos buzos mas que eran mis tíos, y se tiraron al mar, encontraron la esposa del pez, mi padre la tomo con suavidad y la llevo a esta misma pecera, el único recuerdo que me queda es la historia y la foto de mi abuelo con el pez, el pastor subió las escaleras, entro a su habitación y bajo con un cuadro en blanco y negro, Martyk pudo ver su tataratataratatara…. En fin abuelo, no podía creerlo, así de grande es que iba a crecer se preguntaba, el pez murió y mi abuelo tiro a la mar a su esposa, mi padre también murió y nunca más supimos de tu especie hasta ahora que te encontraron a ti pequeñín.
Martyk se quedo un poco, bueno aun estaba digiriendo toda esa información, entonces yo vengo de una familia real del mar, estaba en lo correcto, el pez era un rey entre los peces, de sangre real, hasta que desapareció la dinastía o se mudaron de lugar, entonces yo soy rey decía Martyk. Luego el padre dejando el cuadro que era valioso para él en su habitación, se dirigió de nuevo al mueble a leer la biblia, luego puso una predicación en el televisor y la niña aun con su hermosa sonrisa no se despegaba del pez, le decía eso se llama predicación, y cada día le enseñaba a Martyk que era predicar y como se hacía, que se decía y etc, claro sabia que los peces no tienen alma, pero Martyk decía que si, porque era un ser vivo, tenía que tener alma. Hasta que llego el día que el padre decidió soltar a Martyk al mar, no paso mucho tiempo, una semana tal vez, pues era un pez preciado, buscado y además ya estaba preparado, la niña estuvo de acuerdo, pues tenía esperanza que Martyk encontraría a su familia, pensó que Martyk tal vez tenia madre, la niña no la tenía, había muerto cuando nació, pero era la misma madre de ella, y le bastaba con mirarse al espejo y ver a su madre en ella.
Hecharon a Martyk al mar de noche, los tres jóvenes lo echaron donde mismo o más o menos lo habían cogido, el pez arcoíris era una leyenda en ese lugar, las personas lo respetaban, era algo valioso para ellos, por eso nadie los casaba, solo los que no respetaban las leyes y bueno los jóvenes que no sabían que era un arcoíris, aunque era algo obvio, conocían los otros arcoíris, no habían visto uno de sangre real como Martyk, muchos decían que se habían extinguidos pero en alguna parte del mundo Martyk decía tiene que haber aunque sea uno. Martyk volvió a su casa, a su hogar, por la mañana todos despertaron alegres, Martyk les contaba todo lo que había pasado, su nueva aventura, incluso les trato de predicar pero ellos no hacían caso, así que triste se fue a otros lugares, pero de igual no les hacían caso, hasta que se encontró con un tiburón blanco y le dijo pez arcoíris, me entusiasma tu deseo, pero nosotros somos peces, no humanos, no tenemos almas, morimos y ya, ellos no, ellos si mueren van al cielo o a un lugar que llaman infierno, por eso ellos predican para rescatar las almas, pero nosotros no somos de esa clase, Martyk se quedo atonito con lo que la tiburón decía, sus palabras no lo ayudaban al contrario lo desanimaban mas y mas cada vez, hasta que la tiburón dijo, he visto en otros lugares peces como tú, Martyk había nadado tanto que no sabía dónde estaba esta vez, seguramente muy lejos de lo que era su casa, al escuchar que habían otros peces igual que el quedo mas sorprendido y le dijo llévame con mi familia, pues había aprendido que era mucho mejor estar con la propia familia, aunque en el caso de los humanos no era de todo cierto, la tiburón comenzó a nadar y Martyk les seguía, no sabía donde estaba, no había nadado tan lejos, se sentía como años nadando aunque descansaban, hasta que llego a su verdadero hogar.
Aquí esta hermano Martyk, era un lugar hermoso, lleno de colores, los peces lo mas niños lo miraban extraño, los jóvenes confundidos y lo mas adultos lo miraban con sonrisas, había llegado el hijo prodigo, salió el gran rey de ellos, Martyk no le pregunto que quedaba de él, seguramente era un tataratataratatara en fin otro abuelo, Martyk les explico todo lo que paso, el rey solo le dijo, hijo mío no nos salvamos pero en la palabra del gran creador dice todo lo que respira alabe a Jehovah, salmos 150:6, y nosotros respiramos por tanto le alabamos, la tiburón blanca le dijo en pocas palabras somos peces cristianos, Martyk enloqueció de alegría, daba vuelvas y vueltas no podía parar de nadar, se había vuelto loco, siempre había deseado estar en un grupo que pensaran igual que él, eran su familia, no por ser peces arcoíris, pues no todos eran, habían incluso tiburones creyentes y así con la ayuda de ellos y de Martyk aunque no predicaban salvación, pero si predicaban como todo el mar Alaben al Creador.
PD: No se olvido donde vivió todo ese tiempo con sus supuestos tíos, pero ellos ni creían, ni alabarían al Creador, por lo cual no le hacía falta vivir ni pasearse por allá, aunque si nadaba para ver la niña en el muelle todo el tiempo que estuvo vivo, la niña ya se había convertido en una mujer, Martyk envejeció, logro predicar, logro reinar un acuario de peces misioneros y al llegar su momento de morir, nado con todas sus fuerzas de anciano y llego al muelle, la mujer se paseaba en ese entonces, al verlo en la orilla corrió hacia él, lo abrazo y lloro, pues se había convertido en su mejor amigo, el gran Martyk murió en sus brazos pero en ningún momento se canso de Alabar al Creador.
A memoria del pez Martyk. Fecha desconocida XD