JESUS
Hace mucho tiempo atrás, aproximadamente 2,000 años, un ser vino como humano, un ser maravilloso, manso, listo, lleno de sabiduría, entendimiento, lleno de Dios y del Espíritu Santo. Fue creciendo, expandiendo su ministerio, fue sacerdote, maestro y todo, porque todo era El. Después de tantos milagros y maravillas, prodigios, sanaciones, liberaciones, palabra, parábolas, enojos, alegra, llanto, gozo, felicidad. Aconteció lo que no esperaban, cumplir su misión principal, morir por toda la humanidad, no lo esperaban, pero se cumplió, en aquel madero, fue crucificado el nazareno, fue desfigurado, molido, abofeteado, escupido, cargo su corona de espina, clavos en sus pies y en sus manos fueron la carne traspasando, su sangre santa corría por toda su piel, fue tan terrible el suceso aquel, pero al tercer día resucito y fue victorioso, coronado de gloria y honor, príncipe de paz, admirable, consejero, Dios fuerte, Dios valiente, nuestra culpa fue sobre El, porque todos nos descarriamos, perdidos como ovejas, cada cual a su propio deseo, cada cual se fue a su propio pecado, destituidos de la gloria de Dios, no teníamos salvación, nuestro castigo fue en El, para salvación y vida eterna, Jesús arreglo el puente que estaba roto, no teníamos acceso al cielo, pero por Jesús se abrió nuevo camino, camino de esperanza y amor, camino de vida y salvación.
Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.